Desde que me enteré de la muerte de Ernesto Sábato me apetecía leerme esta obra tan admirada y elogiada. Pensaba que la tenía en casa, pero no, y este verano me la compré en Múnich. Curioso, no? Pero lo que me hizo comprarla fue más bien un ataque de tacañería. Por el libro Cuentos de Roberto Bolaño, que era en realidad el que me apetecía comprarme, me pedían 44 euros, así que, después de mirar cien veces el precio por si era erróneo, mirar hacia los lados para comprobar si era la única a la que le sorprendía semejante precio en un libro y ver que sí, que era la única y que además la gente se los llevaba en lotes mínimos de cinco, empecé a mirar las ediciones de bolsillo. No había mucho que escoger y al final me fui con mi ejemplar de El Túnel de 11,30 € hacia la caja. Sin ninguna duda me atrevo a pensar que fui el peor cliente que tuvieron esa tarde. Me dio hasta vergüenza pero para los días que me quedaban por esas tierras y a la velocidad que leo en vacaciones pues estaba claro que no valía la pena gastarse el doble de lo que pagaría por el mismo libro en mi ciudad.
Y así es como conseguí tan venerada obra. Las expectativas eran altas pero también estaba preparada para una posible decepción. Suele pasar cuando uno se lee algo que todos consideran sublime. Así que también decidí no leer ninguna crítica en ningún sitio hasta que me hubiera formado mi propia opinión de si el libro me había gustado o no.
Y empecé a leer. Y me empecé a angustiar. Y a odiar al protagonista, un pintor atormentado que acaba matando a su amante.
Juan Pablo Castel se enamora, o mejor dicho, se obsesiona con María en el mismo momento en que la descubre prestando más atención de lo normal a un detalle de un cuadro suyo en el que nadie más ha reparado y que representa mucho para él. A partir de ese momento nuestro pintor, como he dicho, se obsesiona con ella y con todo lo que la rodea hasta llegar a desear su muerte. Nuestro protagonista es frío, retorcido, ansioso, inseguro, y con una mente analítica que le permite extraer ciertas conclusiones, que, erróneas o no, son las que le permiten justificar esa pérdida de control progresiva que le lleva a matar a su amante.
Tengo que reconocer que al principio pensé que no había para tanto, pero a medida que avanzaba me iba gustando cada vez más. Cada vez me sentía más en el interior del túnel, pero un túnel de los que te engulle, sin salida, sin poder ver la luz. El túnel de la desesperación de Juan Pablo Castel.
Es un buen libro, sorprende la capacidad analítica del protagonista con respecto a los comportamientos de quienes le rodean. Quizás eso sea lo que más me ha gustado y sorprendido a la vez.
Para finalizar, comentar que Ernesto Sábato se doctoró en Física y cursos de Filosofía y estuvo trabajando en radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie, en Francia. Más tarde lo abandonó para dedicarse a la literatura. Evidentemente tiene una biografía interesante pero este dato me ha parecido curioso ya que lo desconocía.
Supongo que muchos lo habréis leído, ¿Qué os pareció a vosotros?